3 de Mayo. Ha llegado el día y no sé qué decir. Un año entero para pensarlo, y sigo sin encontrar las palabras para describir lo que siento. Me gustaría tanto llamarte, oír tu voz al descolgar, sabiendo que te espera la tortura de oírme cantar, riendo por ello. A veces me intento autoconvencer de que hay vida más allá de la muerte y me volveré a reunir contigo. Envidio a la gente que de verdad lo cree. Tienen esa paz de saber que se reencontrarán con quien deseen. Yo vivo condenada a ese adiós que no estaba preparada a decirte.
Felicidades Álvaro.
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